Compromiso Social

El papel de las puertas automáticas en las ciudades del futuro

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A finales del siglo pasado, libros y películas nos llevaban a imaginar un futuro lleno de luces, robots y coches voladores. La realidad ha implementado algunas de estas ideas de escritores, guionistas y cineastas pero la mayoría de ellas aún permanece en la imaginación colectiva.

Las ciudades se han transformado. Los nuevos proyectos urbanísticos apuestan por aceras anchas, por beneficiar el tránsito de coches eléctricos, de bicicletas y peatones, y por diseñar zonas comunes con grandes espacios verdes para uso y disfrute de los ciudadanos.

Con la idea de estar a la vanguardia tecnológica y hacer que las ciudades sean lo más modernas posible, los gobiernos trabajan para incluir tecnología en muchos espacios, tanto interiores como exteriores. La automatización forma parte de esta revolución.

La automatización en las smart cities

Semáforos que funcionan con sensor de movimiento, vehículos que frenan solos ante cualquier obstáculo, patinetes que se activan mediante un código QR, farolas que se encienden y apagan según el grado de luz solar que haya, aspersores que echan más o menos agua dependiendo del grado de humedad del ambiente… Estas son algunas de las muchas innovaciones que encontramos en las ciudades inteligentes.

La automatización de los accesos también aumenta el valor de calles e inmuebles. Es común ver bolardos que suben o bajan en las calles cuando son accionados para que un coche acceda a una zona restringida determinada. Los controles de acceso también los vemos a diario en estaciones urbanas de tren y metro.

También se pueden instalar molinetes y accesos automáticos en parques y jardines para evitar la entrada a unas horas determinadas como, por ejemplo, las noches. Se pueden accionar de forma remota sin necesidad de que haya personal laboral presente en el lugar.

O por ejemplo se pueden instalar accesos automáticos en zonas concretas como plazas o calles concurridas para controlar el aforo en momentos concretos en los que haya grandes aglomeraciones como períodos de rebajas en centros comerciales.

Esta automatización ayuda a mejorar la calidad de vida de las ciudades gracias al big data. El gran número de datos no personales que puede recopilar un gobierno local para combinarlo con parámetros de seguridad es enorme. Y ello beneficia a las personas que viven en las smart cities.