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Las puertas automáticas correderas estándar son ideales para entornos de circulación intensa de personas. Ofrecen una solución completamente funcional y de alta calidad diseñada para garantizar una mayor integración con el entorno
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Su funcionamiento es bastante sencillo. En la puerta automática corredera estándar se instalan unos sensores de movimiento que cuando detectan que alguien se acerca a la puerta, ésta se abre. Pasados unos segundos se cierra, después de que el sujeto sale de la zona definida por el software de la electrónica que gobierna todo el sistema.
Las puertas automáticas correderas estándar están fabricadas en aluminio. Se pueden servir en bruto o bien si se prefiere adonizado o lacado. El anodizado es un tratamiento químico al aluminio que permite manteniendo la textura diferentes acabados (plata, oro, bronce, negro o símil inox por ejemplo). El acabado lacado permite personalizar en una amplia gama de colores RAL.
Habitualmente las puertas automáticas utilizan sensores de movimiento y/o presencia (seguridad). El sensor de movimiento provoca un ciclo de apertura y cierre de la puerta cuando el dispositivo detecta movimiento dentro de su área de detección, además es capaz de detectar si el objeto se acerca o aleja minimizando el tiempo de apertura y el consiguiente ahorro energético.
El sensor de presencia evita los atrapamientos cuando la puerta se cierra, detecta a una persona u objeto, manteniendo la puerta abierta mientras esté en su área de detección, o reabriéndola si ésta había comenzado a cerrarse. Cuando esta zona esté despejada, la puerta se cerrará de forma segura.
Adicionalmente y de acuerdo con la norma 16005, se pueden colocar sensores laterales para evitar el atrapamiento de las manos al deslizar la hoja móvil sobre la parte fija de la puerta.